Pulso Morales.
Después de publicar “El dub de los pobres” hace casi cuatro años, Diego Morales vuelve con “Calmao”, su nueva y ambiental versión de música electrónica criolla. En esta entrevista relata sin apuros los recorridos de su experiencia en solitario y los caminos que abre junto a Fredi Michel, su más importante proyecto paralelo.
Primer camino
La presentación de “Calmao” (Quemasucabeza, 2007) el pasado 31 de Marzo en la Berenjena dejó un gusto a poco en la mayoría de los asistente. No es muy común poder ver a Diego Morales en vivo y por lo mismo aquel lanzamiento ilusionó a varios sobre el contenido del disco que tardó tres años en estar listo. Su presentación fue corta, quizás la dosis justa para presentar un “Calmao” que a fin de cuentas no se lograría disfrutar en un lugar como La Berenjena. Según el propio Morales: “En general no me gusta mucho tocar en vivo, porque no tengo los implementos o mis temas son con demasiadas pistas como para interpretarlas en vivo, es medio extraño. Pero justo esa vez fue corto y todo, pero me sentí bien, cómodo, me gustó harto. De todos modos, hay lugares más apropiados para mi tipo de música, teatros o salas más adecuadas.”
Quienes lograron apreciar ese pequeño set recordaran el segundo piso del bullado local capitalino como un cuadro de adornos ambientales que entraban y salían desde la mesa en que Morales manejaba perillas y programaciones. El contenido era “Calmao”, la segunda entrega desde que este muchacho comenzó a trabajar su música desde un soporte electrónico.
Mucho antes, Morales se dedicaba a armar bandas, todas ligadas a otro tipo de sonido: “Partí como a los trece años, agarrando la guitarra, sacando temas de Nirvana y cosas así. Igual de más chico siempre me gustó tocar batería en el aire, típico, y como mis amigos lo sabían cuando armamos una banda me dejaron en la batería, porque según ellos yo sabía llevar el ritmo. Pero esa era una banda media hardcore”.
Después el camino se fue abriendo y comenzó su relación con otros estilos musicales que también abrieron su oído y la posibilidad de trabajar hacia otras direcciones. A comienzos de siglo Diego Morales ya experimentaba con la electrónica casera: “Al tener computador empecé a jugar con sintetizadores básicos, conocí programas como el Cool-edit…Ya en 2001, comencé a grabar más bien, con más fidelidad”.
Pasaron dos años y Morales se dio cuenta que tenía varios temas compuestos, temas que según él le servirían para armar una especie de demo inicial. El resultado fue su primer disco “El dub de los pobres” (Luna Records, 2003). Morales recuerda: “cuando armé esta especie de disco, pensado como demo, lo mande a Perdidos en el Espacio. Otavio Verbacok (Esqueleto) dijo que estaba súper bueno y que era un disco más que demo. Él se interesó en editarlo y se hicieron 30 copias”
En aquel disco Diego Morales anunciaba su especial gusto por la combinación de distintas melodías y sonidos, todo siempre inclinado hacia un ambient casero; un disco a ratos más elevado y amable, mientras en otros más oscuro y entramado.
Para Morales este largaduración significó sus primeros pasos por el camino que hoy desarrolla con “Calmao”. Según él ese sonido se logró al mezclar la experiencia sonora que acarreaba, la primera música electrónica que estaba escuchando y el formato lo-fi que tenía a mano.
Pasaron casi cuatro años y Diego Morales siguió trabajando su sonido. En el camino todo el material desapareció al averiarse su computador, lo que significó retrasar la salida de un posible nuevo disco. Desde esa fecha Morales prefirió tomarse las cosas con calma y no apresurar su música. “Calmao fue un trabajo lento, calmado, en donde fui armando temas, sumando pistas, siguiendo esto ambient que también estaba en “El dub de los pobres”, pero que antes era más ecléctico. Antes todo estaba metido en el mismo saco, en cambió “Calmao” es más distinto, mucho más relajado…”
Ese trabajo demoró tres años y se expresa en ocho temas que bajan un escalón y se desplazan por un ánimo más apagado que “El dub…”. El resultado es una obra donde entran y salen sonidos, se arman canciones etéreas, todas entrelazadas y de carácter similar. Un disco envolvente que obliga a una escucha alejada de cualquier distracción.
Al mismo tiempo que fue producido, “Calmao” también le permitió entender los caminos que estaba recorriendo su música. Por una parte el disco lo llevaba por un recorrido similar al de su debut, pero en paralelo comenzaba a elaborar un plan ligado a las pistas, la música bailable, su gusto por ser dj y el tecno. Todos proyectos que espera concretar pronto y que sea asoman al acompañar a Javiera Mena en su ruta pop y al seguir la marcha de Fredi Michel.
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